una vez charlando con Moncho sobre Gordura vegetal hidrogenada, nos contó la teoría de Miguel Tomasín acerca de que existen los discos, los compactdiscos, los minidiscos y los NOdiscos.
y los NOdiscos llegaron de otra forma: con la era digital, el intercambio y la publicación o difusión libre y gratuita de gran cantidad de artistas independientes, pero llegaron.
y ahora llegó éste que por supuesto no es el primero, pero es un NOdisco por excelencia.
estoy hablando de Rise and Fall de Madness, que fui a comprar en bicicleta a una disquería que ya no existe y que estaba en Scalabrini Ortiz ¿o era Canning todavía? y que se me dobló y quedó como Ovni por el viento.
estoy hablando de los que dejó el papá de Juan en mi casa cuando todavía estaba casado con mi hermana, y se escapó con las joyas de mi abuela. pero dejó Pearl, el primero de Almendra, Obscured by Clouds, todos los de Rick Wakeman y unos cuantos de Vangelis.
estoy hablando de Revolver, Rubber Soul y el álbum blanco, que mis viejos juraron escuchar en una juventud lejana, hasta gastar púas y púas.
estoy hablando de The Wall que lo pedí de regalo cuando cumplí trece, y me fui para el centro apretando billetes en el bolsillo hasta encontrarlo.
estoy hablando de todos los de Jesus and Mary Chain hasta Automatic incluido ¿fin de la banda de los real Macana-brothers? que compramos con Flopa a medias, y que quedaban en casa porque yo si tenía bandeja, pero que son de los dos aunque dudo que alguna vez se compre una bandeja y tengamos que repartirlos.
estoy hablando de los maxis de The Cure que Gustavo le pasaba cuando tocaban en Su Real Orden y también están conmigo ahora.
estoy hablando de 40 dibujos ahí en el piso, que me vino sin sobre interno y que yo pensé toda la vida que venía así, sólo con bolsita transparente. pero no: me cagaron
tocá todo lo que hay en casa, llevate lo que quieras, rompeme las pelotas o las fotos, pero sabelo: los discos NO se tocan !
